Los resultados de la EPA evidencian que el tercer trimestre ha sido un periodo positivo en el que ha continuado la recuperación de la economía española, tras el punto de giro registrado en el segundo trimestre.
El levantamiento de las restricciones y la progresiva vuelta a la normalidad que ha propiciado el avance en el proceso de vacunación han impulsado la creación de empleo en el tercer trimestre, con un aumento de 359.300 empleos, con especial dinamismo en el sector privado. Por lo tanto, se evidencia que el marco vigente de relaciones laborales está favoreciendo que la recuperación económica sea especialmente intensiva en empleo, confirmándose así en la actualidad una mayor sensibilidad de la ocupación en relación a la actividad.
Hay que tener en cuenta que este es un trimestre tradicionalmente marcado por una elevada estacionalidad positiva, al ser la temporada estival, pero ha superado en creación de empleo al mismo trimestre de otros años, exceptuando 2020. El dato que mejor refleja la realidad es la tasa intertrimestral desestacionalizada, que apunta a una creación de empleo del 1,29%, positiva y superior a la tasa del segundo trimestre, que fue del 1,0%.
El sector privado ha creado 314.800 puestos de trabajo en el tercer trimestre, si bien el aumento de la ocupación en el sector público sigue su tendencia alcista, teniendo un papel muy relevante en la creación de empleo en el periodo de crisis. De hecho, en el sector público ya hay 255.300 ocupados más que los que había en el tercer trimestre de 2019, mientras que la ocupación en el sector privado es aún inferior en 98.600 personas a la de hace dos años, por lo que todavía queda camino por recorrer en el sector privado para alcanzar los niveles previos a la pandemia.
Se ha creado empleo en la industria (+63.000) y, especialmente, en los servicios (+377.200). Sin embargo, tanto en la agricultura como en la construcción descienden los ocupados (en 49.600 y 31.200 personas, respectivamente). Además, cabe destacar que los niveles de empleo en la industria todavía están por debajo de los existentes en el tercer trimestre de 2019. En cambio, en el resto de los sectores ya se han superado los niveles de ocupados de hace dos años, antes de la crisis de la COVID-19.
Los asalariados aumentan en 409.100 personas en el tercer trimestre frente al segundo, como consecuencia del incremento tanto de los que tienen contrato indefinido (+145.000 personas), como de los asalariados con contrato temporal (+264.200 personas). Así, la tasa de temporalidad repunta hasta el 26,02%. Sin embargo, hay que destacar que frente a la situación existente hace dos años, antes de la pandemia, hay 201.600 asalariados indefinidos más, mientras que la cifra de asalariados temporales es inferior en 75.100 personas.
Las pequeñas empresas siguen muy afectadas por los efectos de la crisis, de tal forma que en el tercer trimestre el número de trabajadores por cuenta propia descendió en 49.600 personas, destacando especialmente la caída en 59.700 personas en el caso de los empresarios sin asalariados o trabajadores independientes.
La vuelta a la normalidad ha animado a las personas a incorporarse de nuevo al mercado laboral, con un aumento de la población activa de 232.200 personas en comparación con el segundo trimestre.
El aumento de la población activa ha frenado la reducción de la tasa de paro, que se sitúa en el 14,57%, 69 centésimas menos que el trimestre anterior. Así, el número de parados ha descendido de forma moderada, en 127.100 personas frente al segundo trimestre, situándose el total de desempleados en 3.416.700 personas. Esto supone que todavía hay 202.300 parados más que en el tercer trimestre de 2019, antes de la pandemia.
En definitiva, el proceso de vacunación ha sido esencial para el levantamiento de las restricciones y con ello la vuelta a la normalidad económica. Si a ello se añade la estacionalidad positiva que tiene el tercer trimestre para el mercado español, el resultado es una notable creación de empleo en este periodo, que ha superado la de otros años en el periodo estival. Es por ello que el marco laboral actual, aunque sigue presentando algunas rigideces, ha mostrado su capacidad para aprovechar la reactivación de la economía y aumentar la ocupación.
No obstante, queda camino por recorrer para alcanzar los niveles precrisis, ya que la recuperación está siendo desigual. Esto debería tenerse en cuenta a la hora de adoptar medidas en el mercado laboral que puedan condicionar la incorporación y el mantenimiento de algunos colectivos en el empleo y la reactivación de determinadas ramas productivas, máxime en un contexto con crecientes incertidumbres y riesgos que pueden afectar negativamente a la intensidad de la recuperación económica.