En marzo, la inflación repuntó hasta el 1,3% interanual (0,0% anterior) debido al aumento de los precios de la electricidad y de los carburantes. En cambio, la inflación subyacente se estabiliza en tasas muy bajas (0,3%), lo que refleja la situación de debilidad económica en la que estamos inmersos.
A pesar del repunte de marzo, la moderación de precios sigue siendo la nota dominante. Si a ello se le añade el aumento de los costes de producción y de los impuestos que deben seguir asumiendo las empresas, la reducción significativa de los márgenes empresariales es un hecho constatado. La evolución de los precios en 2021 estará muy condicionada por el comportamiento de los precios de petróleo y de la recuperación del consumo.
En marzo, la tasa interanual del Índice de Precios de Consumo (IPC) aumenta hasta el 1,3% desde el 0,0% de febrero. Este repunte viene explicado casi en su totalidad por la subida del componente de energía y, concretamente, de los precios de la electricidad y de los carburantes.
En cambio, la inflación subyacente se mantiene en el 0,3% interanual. Analizando sus componentes, se observa que se mantienen en tasas muy reducidas. Así, los precios de los servicios retroceden una décima hasta el 0,0%; los precios de los bienes industriales sin productos energéticos aumentan una décima su tasa de variación hasta el 0,3%; y los alimentos con elaboración, bebidas y tabaco recortan una décima su variación interanual hasta el 0,6%.
Los precios de los alimentos sin elaboración estabilizan su tasa de variación interanual en el 2,6%. Las mayores subidas respecto al mismo mes de 2020 se concentran en las frutas frescas, carnes y legumbres y hortalizas.
Los precios energéticos constituyen el componente más inflacionista del IPC, con una tasa interanual del 8,4%. De hecho, la misma tasa para el IPC sin productos energéticos es del 0,5% en marzo. Han sido los precios de los carburantes y los de la electricidad los que han acelerado su ritmo de crecimiento debido al notable repunte del precio del petróleo. En este sentido, en marzo el precio del crudo Brent se situó en 65,9 dólares/barril, y experimentó un aumento del 90,8% en euros frente al mismo mes de 2020, presionado, en parte, por el bloqueo temporal del Canal de Suez y las restricciones a la producción que mantienen los países de la OPEP+. En lo que llevamos de abril, el precio oscila alrededor de los 62 dólares/barril, por lo que se espera que, tanto en abril como en mayo, continúe presionando sensiblemente al alza la inflación, para posteriormente ir amortiguando su influencia sobre el IPC general.
El Índice de Precios de Consumo Armonizado aceleró su ritmo de crecimiento interanual hasta el 1,2% en marzo (-0,1% en febrero), mientras que el índice promedio de la Unión Económica y Monetaria repuntó hasta el 1,3%, según recoge el indicador avanzado de Eurostat. Así, se sigue prolongando el diferencial negativo con la zona euro, si bien este se recorta hasta una décima en marzo.
De cara a los próximos meses, la inflación estará condicionada por el comportamiento de los precios del petróleo y el proceso de recuperación de la demanda de algunos bienes y servicios tras esta intensa crisis. De cualquier modo, se puede afirmar que estamos en una coyuntura de estabilidad de precios.