Las empresas con propósito presentan mayor capacidad de respuesta en términos de gestión, transformación y compromiso. Así se refleja en las conclusiones del informe ‘La empresa en el mundo post COVID-19’ elaborado por Corporate Excellence – Centre for Reputation Leadership que identifica los aspectos prioritarios del modelo de empresa con futuro y que ofrece una hoja de ruta para aquellas organizaciones que quieran reforzar su posición de liderazgo, reputación y confianza.
La pandemia ha puesto a prueba el compromiso de las empresas con la sociedad y ha servido para medir y evaluar su propósito, el grado de implantación y la articulación del mismo. Según los resultados del estudio, en el que han participado 190 empresas: 7 de cada 10 entidades cuentan con un propósito definido, pero solo 4 de cada 10 lo tiene activado. A su vez, el 54% declara que busca el equilibrio entre el beneficio para el accionista y la generación de valor para la sociedad.
El estudio demuestra que la correlación entre el propósito y reputación se ve fortalecida, ya que las compañías con propósito definido y activado, declaran una mejora de la reputación entre empleados del 83%, un 69,5% en clientes, un 52% en sociedad, un 44% en proveedores y, finalmente, un 42% en el caso de accionistas e inversores. Ángel Alloza, CEO Corporate Excellence – Centre for Reputation Leadership, valora que uno de los principales hallazgos del modelo de empresa con futuro está en comprender “que el propósito corporativo actúa como catalizador de las actuaciones y decisiones de las organizaciones, aportando agilidad, autenticidad y coherencia”.
El nuevo contexto pone en valor la importancia de impulsar empresas más responsables y auténticas, que asumen compromisos y presentan soluciones relevantes y comportamientos adecuados.
Características de la empresa con futuro
El modelo de empresa con futuro es aplicable a cualquier compañía, con independencia de su nacionalidad, tamaño y sector, y pone en valor las actuaciones realizadas por las empresas para hacer frente a la recuperación tras la irrupción de COVID-19. Los resultados muestran la intensidad de las actuaciones desarrolladas por las organizaciones en tres ámbitos, gestión, transformación y colaboración/compromiso, al tiempo que se presentan los aspectos clave de la empresa con futuro.
Para Susana Gallego y Silvia Guzmán, socias fundadoras de Kirishu, “la situación que hemos vivido pone de manifiesto la necesidad de contar con una visión integrada de todas las capacidades y esfuerzos que la compañía está poniendo en práctica para responder a los riesgos y demandas de un entorno cada vez más complejo e incierto. Este modelo permite identificar las principales palancas de valor de las empresas y las tendencias a futuro”.
En concreto, estas capacidades empresariales clave pueden resumirse en:
- La capacidad de gestión destaca como principal aspecto para el modelo de empresa con futuro, superando en 8 puntos a la capacidad de transformación y en 14,2 a la capacidad de compromiso y colaboración. De las dimensiones que componen esta capacidad destacan Compromiso con Empleados (79,9) y Comunicación y Marketing (70,8) como la más relevante a futuro. En concreto, y en relación con el cuidado de los empleados destaca la seguridad y salud de empleados (89,1) y el mantenimiento de los puestos de trabajo (82,1) como los atributos más significativos. La comunicación adquiere relevancia en el modelo de empresa con futuro, destacando el rol estratégico de la comunicación interna (81,6) y la comunicación con clientes (78,5).
- La capacidad de transformación es el segundo factor más relevante en términos de capacidades distintivas futuras. En este ámbito, se observa cómo las palancas de futuro se reparten de forma equilibrada en las tres dimensiones que la componen. Sin embargo, destaca el futuro del trabajo (78,1) como el aspecto prioritario para la gestión a futuro. Seguidos de los atributos impulso de los valores corporativos (68.4), acompañado de innovación en productos y servicios (65,4).
- La capacidad de compromiso y colaboración, que muestra el esfuerzo de las empresas para poner sus recursos al servicio de sus grupos de interés y de la sociedad, es el tercer factor más relevante para la construcción de reputación, confianza y resiliencia a futuro. La dimensión que destaca como clave es el compromiso social (56), aunque durante los primeros meses de la pandemia la más relevante en cuanto a intensidad en esfuerzos y recursos fue la colaboración con otras organizaciones. Se observa cómo las palancas clave para el modelo de empresa con futuro recaen en los atributos diálogo con grupos de interés (63,7), la gestión del riesgo reputacional (62,5), la colaboración con entidades públicas (62,1) y el fortalecimiento de la ética y de la transparencia (61,5). Todos ellos con una intensidad superior al 60 %, lo que evidencia la buena salud de las compañías en gestión de intangibles.
Independientemente de la incertidumbre actual y de políticas de reducción de costes de corto plazo que amenazan con dejar en suspenso la acción corporativa, transiciones justas y sostenibles no podrían ser más oportunas. La excelencia en la gestión socioambiental requiere adaptación y anticipar los cambios normativos de gran calado para hacer frente a los grandes retos de futuro y sostener la creación de valor a largo plazo.