Las circunstancias excepcionales que estamos viviendo como consecuencia de la pandemia sanitaria nos llevan a analizar los datos con cautela y dificultan la comparación de los resultados con años anteriores.
El número de ocupados aumentó en 569.600 personas en el tercer trimestre, aunque hay que tener en cuenta que en este periodo muchas empresas volvieron a la actividad, después de un segundo trimestre en el que el confinamiento y la paralización parcial o total de muchas actividades económicas dio lugar a la pérdida de 1.074.000 empleos. De todas formas, en términos interanuales el empleo está en niveles inferiores a los registrados hace un año. En concreto, la tasa interanual se sitúa en el -3,51% en el tercer trimestre, destacando la caída del 4,84% en el sector privado (-805.900 personas), frente al incremento del 3,36% en el empleo público (+108.500 personas).
Solo una parte de los ocupados deben considerarse a efectos de la actividad como trabajo efectivo, ya que las cifras de ocupados incluyen los trabajadores afectados por ERTE que están en un proceso de hibernación desde el punto de vista de la actividad y el empleo. A partir de la información de la EPA, se estima que en el tercer trimestre algo más de 500.000 personas no ha trabajado en la semana de referencia debido a paro parcial por razones técnicas o económicas o expediente de regulación de empleo.
La reanudación de la actividad económica en el tercer trimestre se aprecia significativamente en la evolución del número de horas por semana efectivamente trabajadas, que creció un 15,1% en el tercer trimestre, tras haber caído un -22,6% en el segundo. En términos interanuales, la tasa de variación ha pasado del -26,6% en el segundo trimestre al -7,2% en el tercero, por lo que los niveles de empleo efectivo, medido a través de las horas trabajadas, todavía se encuentran muy por debajo de los niveles previos a la crisis.
El empleo indefinido aumenta en 158.300 personas en términos intertrimestrales, mientras que los asalariados con contrato temporal crecen en 422.900 personas.
La ocupación aumenta en términos intertrimestrales en todos los sectores, salvo en la agricultura, aunque en términos interanuales todos los sectores se encuentran en niveles de empleo inferiores a los registrados hace un año.
El notable incremento del empleo no se ha trasladado a las cifras de paro, ya que el número de parados aumenta en 355.000 personas con respecto al segundo trimestre, hasta situar el total de parados en más de 3,7 millones de personas (un 15,8% más que hace un año) y la tasa de paro en el 16,26% (0,93 puntos porcentuales más que en el segundo trimestre y 2,34 puntos más que hace un año).
Este aumento del paro en el tercer trimestre se ha debido al incremento considerable de la población activa, en 924.600 personas, procedentes en su gran mayoría de la población inactiva. En este sentido, cabe recordar que en el segundo trimestre una parte considerable de los que perdieron su empleo pasaron a la inactividad por la imposibilidad de cumplimiento de los requisitos de búsqueda de empleo o disponibilidad para trabajar que establece la EPA para ser considerado parado.
Como consecuencia de la pandemia sanitaria, el INE ha cambiado el método para el trabajo de recogida de datos, de forma que desde las últimas semanas del primer trimestre no se realizan entrevistas presenciales y estas se han sustituido por entrevistas telefónicas. Además, la situación extraordinaria de reducción de movilidad de los informantes también puede afectar a los resultados de la encuesta. Por último, la consideración estadística de los ERTE y la excepcionalidad a la que están sujetos en la actualidad hacen especialmente complejo el análisis. Por lo tanto, los resultados en este contexto puede que no sean estrictamente comparables con los de trimestres anteriores y habrá que esperar a próximos trimestres para valorar la incidencia de estos fenómenos.
En definitiva, los resultados de la EPA del tercer trimestre apuntan que el fin de las restricciones de la actividad y de la movilidad ha tenido un claro efecto favorable sobre el mercado laboral, tras el notable deterioro de este en el segundo trimestre. Aun así, hay que tomar estos resultados con cautela, ya que las medidas restrictivas que se están volviendo a imponer por los rebrotes de la Covid-19 suponen un retorno parcial a la situación previa, con la consiguiente dificultad para la actividad y el empleo en los próximos meses.
Además, hay que recordar que tanto los niveles de empleo como de actividad están claramente por debajo de los existentes hace un año. Por lo tanto, se han de intensificar las medidas llevadas a cabo para minimizar el impacto de la situación sobre las empresas, en un contexto tan excepcional como el que estamos viviendo.