La nueva directiva sobre Servicio de Pagos, PSD2, que entró en vigor el pasado mes de septiembre de 2019, tiene por objeto aumentar los niveles de seguridad en los pagos online y en las tiendas físicas, además de permitir a los usuarios acceder a soluciones más prácticas, innovadoras y rentables ofrecidas por los proveedores de servicios.
En palabras del director general de GDS Modellica Antonio García Rouco “incrementa la confianza en el consumidor al reforzar la seguridad de los usuarios y protegerlos ante el fraude previniendo de los riesgos asociados, en particular del fraude online. Mejora así pues la tasa de conversión al incorporar un mayor número de pagos porque se genera una mayor certidumbre y seguridad del cliente al encontrar diferentes formas de pagos fiables”.
Este nuevo marco regulatorio aporta muchas ventajas en el desarrollo del mercado de los pagos electrónicos y, en particular, para el consumidor como:
- Mayor transparencia e información. El usuario conocerá los gastos asociados a cada una de las operaciones que realice, además de condiciones de las mismas y plazo de ejecución, sin coste alguno aparejado.
- Facultad de rescisión de cualquier operación sin previo aviso, salvo que se pacte lo contrario. Esta facultad perderá la gratuidad, si el contrato entre usuario y entidad es inferior a seis meses.
- Rectificación de operaciones no autorizadas tan pronto tenga conocimiento de dicha operación. El usuario tiene el derecho a reclamar la devolución de la misma, y será el suministrador de pagos, en caso de discrepancias, el que demuestre que la operación se ha realizado acorde a la normativa de seguridad bancaria, que cuenta con la autorización pertinente y que su ejecución ha sido correcta.
- Limitación de la responsabilidad cuando estos sean víctimas de operaciones fraudulentas, responsabilizándose de una cantidad tres veces inferior a la cifra anterior de 150€, situándose en 50€.
- Reducción del fraude y aumento de la seguridad bancaria debido a la implementación de medidas de autentificación reforzada, utilizándose al menos dos de los siguientes tres métodos: inherente como pueden ser la huella dactilar, iris o reconocimiento facial; poseído en referencia a un elemento físico como la tarjeta, certificado digital o teléfono móvil; y en tercer lugar un elemento conocido, ya sea pin o contraseña.
El Openbanking que regula la directiva de pagos reduce el número de actores en la transacción, aumenta la transparencia, y mejora notablemente la experiencia de usuario permitiendo una competencia en condiciones más equitativas, identificando y subsanando los riesgos y fraudes con más facilidad y premura.
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