El paro se redujo en 7.806 personas en el mes de febrero, el mejor dato para este período desde 2017. Así, la tasa interanual intensifica su ritmo de caída hasta el -1,3% desde el -1,0%.
Igualmente, la afiliación aumenta en 85.735 personas, siendo ésta la mayor subida en este mes desde 2015. En términos desestacionalizados, el incremento de la afiliación ha sido de 56.157 personas.
Los datos tanto de empleo como de afiliación en el mes de febrero son positivos y reflejan que, a pesar de la ralentización, las empresas siguen creando empleo.
No obstante, el dato hay que interpretarlo con cautela, teniendo en cuenta ciertas variables. Por un lado, enero fue un mes malo para el empleo y el dato de febrero viene en parte a compensar ese mal dato. Por otro lado, febrero este año tiene un día más y terminó en sábado.
Estas variables han incidido positivamente en el buen comportamiento de este mes. Es obligado, por tanto, analizar de manera conjunta los datos de enero y febrero, que revelan que se mantiene la desaceleración de los últimos trimestres.
Cabe destacar asimismo el positivo comportamiento de la contratación, especialmente la indefinida con un incremento de 178.193 contratos, el mayor en un mes de febrero desde 2009. La tasa interanual de los contratos indefinidos se sitúa en el 5,6%, frente al incremento interanual de los temporales, 1,0%.
De hecho, se mantiene la tendencia de desaceleración durante el primer trimestre de este año, si bien las empresas siguen creando empleo, aunque a menor ritmo, y la contratación indefinida alcanza cifras muy destacadas.
Todo ello aconseja mantener la prudencia y estabilidad, especialmente ante un entorno de mayor incertidumbre como el que se perfila, y no acometer medidas ni cambios que puedan acentuar la desaceleración y reducir aún más el ritmo de creación de empleo.
Además, en este contexto, es muy importante no incrementar más aún los costes laborales, porque no todos los sectores de actividad están en las mismas condiciones para afrontar estos incrementos, especialmente sensibles para las pymes, como refleja el mal comportamiento del empleo, por ejemplo, del sector agrícola, mayoritariamente integrado por pequeñas y medianas empresas.
CEPYME considera que es imprescindible mantener la estabilidad en el marco laboral actual y evitar cambios sustanciales que puedan perjudicar los buenos resultados de estos últimos años en la traslación del crecimiento económico al empleo, especialmente en un entorno de creciente incertidumbre.