La contaminación de ambientes interiores de los edificios es un factor determinante en la salud y bienestar de sus usuarios. ANECPLA, la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental, reclama un modelo integral de sanidad ambiental que amplíe la gestión y la prevención de riesgos en todo tipo de edificios, tanto privados como públicos.
El objetivo prioritario debe ser lograr el desarrollo saludable y sostenible de los mismos, mediante la implantación de Sistemas de Gestión Integral de la sanidad ambiental para generar edificios saludables.
Las actividades cotidianas (educativas, laborales, sanitarias, ocio, etc.) obligan a la permanencia prolongada de la población en todo tipo de edificios e instalaciones urbanas. Según la OMS, la población de las ciudades pasa entre el 80 y el 90% de su tiempo en espacios cerrados, cuyo ambiente está contaminado en mayor o menor grado, lo que puede ocasionar graves problemas para la salud.
En la actualidad existen suficientes indicios de que, en escuelas, hospitales, residencias de ancianos, centros comerciales, áreas de oficinas, etc., coexisten bacterias, virus, ácaros, partículas, etc., capaces de alterar la calidad del ambiente interior y originar, por tanto, efectos nocivos en la salud de las personas, especialmente en los grupos más vulnerables (niños, ancianos, etc.).
De hecho, la propia Organización Mundial de la Salud ha definido como “Síndrome del Edificio Enfermo” o “Sick Building Syndrome” el conjunto de molestias (sequedad de piel y mucosas, escozor de ojos, cefalea, astenia, falta de concentración y de rendimiento laboral, etc.) o enfermedades que aparecen durante la permanencia en el interior del edificio afectado y desaparecen después de su abandono. Estas circunstancias se dan, según el organismo, en al menos un 20% de los usuarios.
Por todo ello, ANECPLA cree necesario que el sector evolucione a una gestión integral de la Sanidad Ambiental que implemente los procedimientos necesarios para la prevención y el control de los riesgos sanitario-ambientales en los edificios: calidad del aire interior, limpieza y desinfección, agua potable, Legionella, control de plagas, seguridad química, piscinas etc., armonizando criterios de gestión de riesgos y estrategias de vigilancia. Es decir, promover ambientes «saludables» mediante procedimientos de gestión y auditoría y planes de autocontrol para todas las fases de la vida del edificio: diseño, mantenimiento, control.