La vida sana es, hoy en día, una forma de vida que combina el ejercicio físico y una buena alimentación. Como consecuencia, proliferan y se han puesto de moda las tiendas de alimentación que venden exclusivamente productos denominados eco, bio, organic o natur.
Si tenemos una tienda en la que vendemos productos de este tipo debemos de tener especial cuidado con nuestro marketing. No solo para evitar problemas legales, sino también para contribuir al marketing ético y basado en la evidencia que demandan los clientes.
A continuación, te damos algunas claves.
Qué producto puedo denominar como eco
El sello “ecológico” es un término legal y, según la legislación europea, bio, eco y orgánico son sinónimos. Que el etiquetado de un producto contenga alguno de estos términos significa que su cultivo ha pasado por una serie de puntos específicos que lo hace merecedor de esta etiqueta, es decir, es un tipo de proceso dentro de la industria alimentaria.
Por lo tanto, no podemos vender como ecológico un producto que no incorpore alguno de estos términos en su etiqueta, y para ello, al menos un 95% del alimento ha de haber seguido las reglas recogidas en el Reglamento 834/07 de la Unión Europea. En este reglamento se recogen aspectos como, por ejemplo, qué tipos de pesticidas no están permitidos como tampoco los transgénicos.
Esto significa, al contrario de lo que mucha gente cree, que el hecho de recoger un alimento de una huerta local no lo hace eco ni orgánico. Para que un producto sea catalogado de esta forma ha de seguir una serie de patrones de calidad a la largo de su vida. De ahí la importancia de no utilizar un marketing con mensajes que puedan causar confusión al consumidor y si no lleva sello ecológico, mejor no utilizar términos como eco o bio.
¿Puedo vender mis productos eco como sostenibles?
Es cierto que la mentalidad de los clientes está cambiando hacia productos y servicios de menos impacto ambiental. Al ser este un mercado relativamente reciente, hay quien puede confundir estos términos.
Lo que debemos tener claro si vendemos productos ecológicos es que un producto, por el hecho de llevar el sello de ecológico, no tiene por qué ser sostenible. Por ejemplo, un alimento cultivado en Brasil y traído a España en un barco, obtendría el sello ecológico si reuniera las características necesarias pese a su enorme huella ambiental. Pero el mismo alimento, cultivado a 30 km del punto de venta pero que hiciera uso de un pesticida no autorizado en el Reglamento 834/07, no podría llevar el sello de ecológico, aun habiendo dejado un menor impacto ambiental.
La normativa para el cultivo ecológico no considera el impacto medioambiental o la sostenibilidad. Sigue siendo un tema controvertido porque, aunque algunos cultivos orgánicos promueven la rotación de cultivos y utilizan menos pesticidas, también necesitan mucha más superficie para obtener los mismos resultados o venir empaquetado en más cantidad de plásticos.
Por lo tanto, es aconsejable derivar nuestro marketing a datos conocidos del cultivo, como puede ser su temporalidad o la procedencia, si es cercana.