El día 7 de abril es el Día Mundial de la Salud, una fecha que no deberíamos celebrar sólo una vez al año, sino todos, puesto que no hay nada más importante para nuestro desarrollo, personal y profesional.
Sin salud no podremos disfrutar de la vida, de nuestra familia y amigos, de nuestro ocio, ni rendir en nuestro puesto de trabajo, ni asumir conocimientos correctamente. Sufrir un estado general de malestar va a frenar nuestro avance y nos va a impedir ser felices.
Algo trivial, ¿no? Casi todos somos conscientes de ello y, sin embargo, solemos poner por delante de nuestra salud otros factores, especialmente los relacionados con el plano profesional. Aunque nos encontremos mal, somos capaces de dejar en el último escalón de nuestras prioridades una visita al médico. Tampoco pensamos en adoptar rutinas saludables preventivas, como hacer deporte y comer frutas y verduras todos los días. La excusa habitual es la falta de tiempo: para salir a correr, para cocinar de forma más elaborada, para salir a comprar fruta fresca…Incluso, para dormir.
Siempre optamos por los caminos más fáciles y rápidos, y normalmente son los menos sanos. Por ejemplo, desplazarnos en coche, o tirar de precocinados para comer sin perder tiempo, o trabajar multitud de horas y no dejar ni un minuto para el deporte. No nos damos cuenta de que cuanto más se deteriora nuestra salud, peor rendimos.
Es decir, que nuestra productividad se irá resintiendo poco a poco si no tomamos medidas de cuidado y prevención, que podemos encajar en nuestra agenda diaria con una planificación previa y siempre planteándonos una serie de metas, concretas y realistas, a lograr a medio plazo.
“Quita de tu vida todo aquello que te esté robando la salud y sustitúyelo por rutinas saludables”, es la máxima de Aritz Urresti, CEO de goalboxes, quien propone estas pautas para lograrlo:
- Estrés. Uno de los grandes males que se sufren en el mundo desarrollado. Cuántos hay que viven con ese ahogo continuo del que no llega a todo lo que se propone, o que para hacerlo sacrifica partes importantes de su vida. ¿Cómo eliminarlo? Primero, derribando ciertas creencias que nos generan presión. Y, una vez mentalizados, con una correcta planificación que equilibre las distintas facetas de cada uno: profesionales y personales.Siempre planteando pequeños hitos diarios concretos, realistas, que nos ayuden a llegar a un fin mayor.
- Horas de trabajo. Aquellos que piensan que trabajar por encima de las ocho horas diarias estipuladas es sinónimo de responsabilidad y de productividad no se dan cuenta de que están equivocados. Es mucho más eficaz aquella persona capaz de acabar sus tareas en su tiempo de trabajo. Y también más feliz y saludable. ¿Cómo lo conseguimos?Determinando cuáles son nuestras tareas más rentables y reservarles el máximo tiempo posible, a qué personas de mi equipo de trabajo puedo delegar ciertas acciones y marcar a fuego qué labores debo cumplir en un tiempo determinado.
- Falta de sueño.Algo que nos hace estar más irritables y menos receptivos. Quitarnos horas de sueño para dárselas a otras actividades va a repercutir negativamente sobre nuestras acciones. Debemos adaptar nuestra agenda a las horas de sueño que necesitamos, y no al contrario, para que nuestro cuerpo esté dispuesto a abordar el día siguiente con toda la energía posible.
- Mala alimentación.Las prisas y el estrés diario nos empujan a cocinar menos y a comer peor. Los sándwiches delante del ordenador deben terminar y cambiarse por platos elaborados y saludables, menús equilibrados en los que haya verduras, carnes y pescados a la plancha… Evitemos los almuerzos con bollería, con grasas saturadas, e implantemos, como ya se hace en la mayoría de los colegios, los desayunos saludables.En la mayoría de los casos, una buena alimentación nos va a ayudar a no caer enfermos tan a menudo, y a superar patologías con mayor facilidad.
- Vida sedentaria.Cada vez somos más los que trabajamos sentados delante de un ordenador, en oficinas a las que llegamos montados en un coche o una moto. Tenemos que obligarnos a movernos más, a hacer un poco de deporte cada día. Hay que desterrar el eterno ‘no tengo tiempo’ y buscar huecos en nuestra agenda. El deporte nos ayuda a oxigenarnos y a encarar el día de otra manera. Nos carga las pilas y nos ayuda a rendir mejor.
En general, la planificación es la clave para cumplir con estas pautas de salud, indispensables para llevar una vida equilibrada y, en consecuencia, mejorar nuestra productividad.Cuanto más concretas y realistas sean las tareas que nos marquemos en nuestra agenda, mejores resultados obtendremos. Alcanzar este nivel nos ayudaráa cumplir con nuestras tareas profesionales en menos tiempo, dejándonos más minutos para invertir no sólo en el deporte y en una dieta saludable. También en esas pequeñas cosas que hacen más feliz nuestro día a día y que mejoran nuestro estado anímico, algo indispensable para disfrutar de un bienestar total.
Para saber más acerca de la filosofía sobre salud y productividad, puedes ver un vídeo que, esperamos, sirva de apoyo.