La digitalización, el acceso a los recursos financieros necesarios y la falta de trabajadores cualificados son algunos de los retos a los que se enfrentan las pymes europeas, tal como ha señalado la presidenta de la patronal europea de las pymes, SMEunited, Ulrike Rabmer-Koller, en la jornada La pyme en Europa, celebrada en CEPYME.
En la jornada ha intervenido también el presidente de CEPYME, Gerardo Cuerva, que ha coincidido con la presidenta de SMEunited en la trascendencia de estos retos y ha recordado la necesidad de que las regulaciones comunitarias tengan más en cuenta las necesidades de las pequeñas y medianas empresas y los efectos que estas normas pueden tener sobre su actividad.
Rabmer-Koller ha señalado que las pymes son la “médula espinal” de la economía europea y la garantía del futuro de Europa, ya que constituyen el pilar sobre el que se sustenta la riqueza y la creación de empleo.
Por ello, ha demandado un mayor apoyo de los poderes públicos para estas empresas, que debe enfrentarse a importantes retos, entre los que ha destacado los derivados del proceso de digitalización; la falta de trabajadores cualificados, como consecuencia de una formación que no está adaptada a las necesidades de las empresas y las dificultades para acceder a los recursos financieros necesarios, para lo que ha pedido un mayor impulso a las fórmulas alternativas de financiación.
Asimismo, la presidenta de SMEunited ha señalado que todavía existe un exceso de burocracia que dificulta la creación y el desarrollo de las empresas y ha reclamado un marco regulatorio que favorezca la internacionalización de las pymes, propiciando acuerdos de comercio y medidas para favorecer el acompañamiento a estas empresas en su salida a los mercados exteriores.
Rabmer-Koller también se ha referido a las consecuencias que el Brexit puede tener sobre las pymes y ha indicado que la incertidumbre en torno a este proceso ya está afectando a las empresas. En este sentido, ha expresado su confianza en que finalmente sea posible un acuerdo y no se llegue a un Brexit duro, que puede tener consecuencias muy graves para la economía europea, los Estados miembros y las empresas.