La confianza del consumidor bajó 0,5 puntos en diciembre de 2018 en relación al mes anterior, hasta situarse en 90,9 puntos, registrando sus niveles más bajos de los últimos dos años, según los datos publicados este jueves por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Este descenso de la confianza del consumidor en el último mes del año pasado se debe a la peor valoración que hacen los ciudadanos de la situación actual y a sus menores expectativas.
De este modo, la confianza de los consumidores se mantiene por debajo de los 100 puntos, con lo que la percepción de los consumidores se considera negativa, ya que para considerarla positiva debe estar por encima de los 100 puntos.
Dentro de los dos indicadores que componen el índice de la confianza del consumidor, el de situación actual registró un retroceso mensual de 0,4 puntos, hasta los 83,4 puntos. Por su parte, el indicador de expectativas disminuyó 0,5 puntos en diciembre, hasta los 98,4 puntos.
En el conjunto de 2018, la confianza del consumidor bajó 11,5 puntos, tras reducirse la valoración sobre la situación actual en 9,4 puntos y retroceder las expectativas en 13,6 puntos.
Dentro del indicador de situación actual, la valoración de los consumidores sobre la evolución general de la economía es 19,2 puntos inferior a la de un año antes y la del mercado de trabajo ha retrocedido 12,3 puntos respecto a 2017. Por contra, la percepción sobre la situación de los hogares ha mejorado 3,2 puntos en 2018.
Por su lado, el descenso de las expectativas de los ciudadanos en el último año es resultado del empeoramiento en 22,6 puntos de la valoración sobre la evolución futura de la economía y del retroceso en 22,7 puntos de las expectativas sobre el empleo, ya que la valoración sobre la situación futura de los hogares ha mejorado 4,5 puntos.
En términos promedios, la confianza del consumidor registró una media anual de 98,3 puntos en 2018, cifra 4,5 puntos inferior a los datos de 2017 y 2015, hasta ahora los máximos históricos de la serie.
El ICC recoge mensualmente la valoración de la evolución reciente y las expectativas de los consumidores españoles relacionadas con la economía familiar y el empleo, con el objetivo de anticipar sus decisiones de consumo. El indicador recoge valores de entre 0 y 200, considerándose que por encima de 100 la percepción es positiva y por debajo, negativa.