El ecosistema del IoT va más allá de la conexión de personas, dispositivos, objetos y entornos. Va a suponer una nueva revolución industrial por las importantes implicaciones que va a tener, en un corto espacio de tiempo, en los negocios y que actualmente empiezan a ser una realidad.
Según Cisco, ya hay cuatro mil millones de dispositivos conectados y en 2020 se alcanzarán los 200 mil millones, llegando a tener más de 26 dispositivos conectados por individuo (según Intel).
En este entorno cambiante pero cada vez más conectado, el Internet de las cosas se revela como la tendencia que no sólo fomentará las integraciones, sino que descubrirá las aplicaciones que los dispositivos conectados tendrán en el mundo de la empresa y los negocios. En el mismo sentido, el conocimiento requerido dará lugar a la creación de nuevos puestos de trabajo e inevitablemente al fin de otros.
La principal virtud de los dispositivos conectados es que generan un gran conocimiento del individuo en función de sus hábitos, son capaces de registrar sus rutinas para personalizar cada función y herramienta e incluso predecir su futuro comportamiento.
Con las nuevas posibilidades de conocimiento del usuario, las marcas modificarán muchos de sus procesos. Por ejemplo, los servicios de atención al cliente serán, gracias a la información que acumulen de cada cliente, totalmente dirigidos, de tal forma que estarán informados de cualquier problema en un servicio antes incluso de que se les comunique.
Todos estos cambios van a modificar la forma de relacionarnos, de consumir y de trabajar. El Internet of Things tendrá una implementación en todos los sectores de negocio, pero será más llamativa y probablemente más novedosa en smart cities, health & fitness, logística y distribución, retail y banca, automoción, hogar conectado y work space. Las oportunidades de negocio que el IoT generará en estos sectores, conformarán el panorama económico futuro.