El ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, ha abogado este martes en relación con la política económica a la competitividad y «la participación activa» en la revolución tecnológica y digital para que España siga teniendo éxito.
Nadal, que ha participado en un coloquio de diario ‘SUR’ en Málaga, ha valorado la importancia del progreso económico y social y también ha incidido en que España «es una historia de éxito y progreso social, sobre todo en estas dos últimas generaciones». Así, ha dejado claro que «nadie nos ha regalado nada, ha sido mucho esfuerzo y hemos pasado de un país que hace 40 o 50 años era bastante pobre y ahora está en la media de la Unión Europea».
En este sentido, ha asegurado que un país progresa y es rico «si tiene bienes y servicios que el resto del mundo quiere» y ha recordado que vivimos en un mundo cada vez más globalizado. De igual modo, ha señalado que en los años 50 España era pobre «porque, prácticamente, a excepción de los cítricos, algo de minería y un turismo que hoy nos parecería de juguete, no vendíamos nada al resto del mundo».
Frente a ello, ha continuado, ahora «tenemos una economía diversificada, sofisticada, con más trabajadores con alto nivel de cualificación entrando a formar parte de la economía globalizada», ha dicho, insistiendo en que «no tenemos mucho producto final, por eso no somos tan conocidos, porque nuestra especialización es diferente». Eso sí, «producimos nichos de mercado muy importantes en las cadenas de valor añadido», ha defendido.
Para el ministro, «España es un país ya avanzado, con un nivel de vida medio de la UE, que es una de las zonas más ricas del mundo», pero «hay que tener ambición». «Si el objetivo es producir bienes y servicios que el resto del mundo quiera, estamos hablando de una obligación de mejorar nuestra competitividad», que «es un binomio: calidad y precio».
Nadal ha criticado que la mayor parte de la discusión económica que se produce en España «es sobre el reparto y sobre distribución», y se «no se centra en temas de aumento de riqueza, capacidad de producir, vender y exportar», que es «como estamos saliendo de la crisis».
«El camino siempre viene desde la competitividad, la exportación, obtención de rentas y mejora de los salarios a través de la exportación de esas rentas», entre otros, ha dicho, al tiempo que ha advertido de que «si lo hacemos al revés nos estamos equivocando».
CAMBIOS TECNOLÓGICOS
En este sentido, ha añadido que también se deben tener en cuenta los cambios tecnológicos. Ha hablado de las revoluciones industriales y la actual «tercera o cuarta», que en contraposición de la primera y la segunda, que fue de reducción de esfuerzo físico, es de reducción de esfuerzo intelectual.
«Tenemos en medio una revolución digital evidente, similar y tan rupturista como la que hubo hace 100 años y 200 años y, al mismo tiempo que tenemos que ser competitivos tenemos que participar en la revolución tecnológica». Ha explicado también que la actual generación tiene responsabilidad mediática, política, social, económica, educativa y, en suma, en todos los ámbitos.
«Si un país quiere avanzar, independientemente de cómo sean los resultados electorales y los gobiernos que se sucedan, tiene que tener claro qué estrategia quiere llevar, por qué le ha ido bien en el pasado y mantener esas prácticas y lo esencial», ha sostenido.
ENERGÍA
Por otro lado, ha dado cuenta de los planes desarrollados por el Ministerio que dirige. En primer lugar, se ha referido a las energías, que «es un tema de coste, y que afecta a todas las empresas».
En concreto, se ha referido al coste laboral, financiero, energético y administrativo tributario, «las cuatro reformas que hicimos», asegurando, en este sentido, que «me pueden decir que alguna no está suficientemente bien hecha, pero decir que no había que hacerlas, cuando España había perdido competitividad, es un profundo error». «España necesitaba un cambio», ha defendido.
Ha continuado su intervención incidiendo en que los sectores industriales y de servicios son los que tiran de la economía real, y, por tanto, «son los sectores a los que hay que impulsar y apoyar». Por ello, ha dicho, la política energética debe servir a los sectores productores y exportadores porque «son los crean puestos de trabajo y los recursos que obtenemos del exterior para poder importar», entre otros.
Nadal ha afirmado que «hay muchos intereses en la política energética», pero «hay que tener claro hacia donde inclinar la balanza», señalando que «lo hacemos a favor de esos sectores productores».
Asimismo, ha dicho que «cualquier medida que sea aumento de costes del sistema y, por tanto al recibo de la luz o el gas, decimos que no», porque «se ha hecho demasiado de esto en el pasado, se han cometido demasiados errores que han incrementado sustancialmente los costes energéticos», ha advertido.
Durante el turno de preguntas y, por otro lado, ha señalado en relación con que si la política de energía es fruto de malas ideas del pasado, que el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero «claramente» se cargó la industria energética en dos años, calificándola de «desastre». También ha valorado la reforma energética que llevó a cabo el PP.
De igual modo, ha aludido a la regulación y la bajada del coste financiero y ha dicho que podría producirse una rebaja entre un cinco y diez por ciento en electricidad en 2020: «Lo que nos estamos encontrando de algunos grupos parlamentarios es que no hagamos esta rebaja».
Por último, tras preguntas sobre la energía fotovoltaica, ha señalado que «en su día se instaló este tipo de energía a un terrible coste para el consumidor» y «hoy en día no tiene ese coste y quien quiera poner una instalación fotovoltaica la puede poner», pero «esto no es para ahorradores, esto es para quien sepa de energía»: «Esto no es producto financiero y se ha vendido en exceso, no es un caso muy diferente al de las preferentes».
POLÍTICA DIGITAL
En relación con la política digital, ha lamentado que «nos falta foco social, político y mediático en la revolución digital». «Tenemos que estar mucho más con la cabeza puesta en un cambio tecnológico que está cambiando el mundo».
«Necesitamos poner la revolución digital y los cambios digitales en primer plano de la política económica», ha dejado claro, asegurando que el éxito de España en el siglo XXI estará vinculado a «cómo seremos capaces de formar parte de esa revolución tecnológica que está ocurriendo».
Ha destacado la importancia de la digitalización y ha dejado claro que «tenemos a gente muy buena, buenos técnicos, de primer orden», pero ha apostado también por la formación.
De igual modo, ha dicho sobre la financiación que los bancos «tiene que aprender a financiar tecnología» y «Europa tiene que espabilar, no sólo la solvencia económica de los bancos importa, importa qué están financiando, ya que el ahorro tiene que ir hacia una innovación que sea puntera». «Tenemos buenas redes, inversión en I+D, buena gente, pero tenemos que concienciarnos que está revolución está aquí y que afecta a todos los sectores», ha señalado.
Por todo ello, ha dicho, «tenemos una gran oportunidad como país», por lo que «necesitamos meternos cabeza que esto es competir y los demás también lo hacen». A su juicio, hay que poner esto en el «centro de la discusión política, también la incorporación de España en los cambios tecnológicos».
«Ya me gustaría que los debates de política económica en el Congreso se centrasen en esto y no sobre otras cosas que huelen a querer desgastar al Gobierno», ha dicho, refiriéndose a las pensiones, «un debate a medio y largo plazo que depende críticamente de cuánto vamos a crecer, qué empleo habrá… y depende de la competitividad y la capacidad de formar parte de la revolución digital», instando a empezar la casa por los cimientos y no por el tejado.