La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ha realizado un estudio sobre la capacidad laboral de las personas en edades avanzadas en el que concluye que en España existe un «amplio margen» para aumentar la participación laboral de los trabajadores mayores de 55 años.
España es uno de los países europeos con menores tasas de fecundidad y al mismo tiempo se encuentra entre los países con mayor esperanza de vida al nacer (82,5 años en 2012). Entre 1960 y 2012, la esperanza de vida a los 65 años aumentó desde 13,1 años adicionales a 18,7 años.
No obstante, en paralelo al incremento de la esperanza de vida se ha reducido la participación laboral de los trabajadores de edad avanzada, fenómeno que sólo se revirtió parcialmente entre 1995 y 2007 para después volver a registrar «valores anormalmente bajos» durante la reciente crisis económica, según advierte Fedea.
En pleno debate sobre la sostenibilidad del sistema público de pensiones ante el envejecimiento de la población, Fedea señala en su estudio que existe un «gran potencial de empleo» entre la población de 55 a 69 años y que elevar su participación laboral podría contribuir a suavizar las medidas para garantizar el sistema.
Tomando como base la relación entre mortalidad y trabajo observada en 1976, Fedea estima una capacidad adicional de 7,1 años de trabajo en la franja de edad de 55 a 69 años.
El margen existente para incrementar las tasas de actividad aumenta con el grupo de edad (entre un 20% y un 26% para el grupo de 60 a 64 años y entre un 36% y un 61% para los mayores de 65 años), así como con el nivel educativo.
Así pues, en el estudio se concluye que la salud no sería un obstáculo para alargar las vidas laborales, y ello podría contribuir a «suavizar significativamente» los ajustes necesarios del sistema de pensiones ante una demografía adversa.