Después de años y años de peleas internas sobre qué tipo de cambios necesita el software de Bitcoin para satisfacer su creciente popularidad, de repente, la comunidad que apoya a la moneda digital se ha dividido en dos.
Todavía no está claro cuáles van a ser las consecuencias de esta ruptura para Bitcoin y sus usuarios. Pero para empezar, es seguro que la nueva moneda, Bitcoin Cash, necesita atraer a los mineros de las criptomonedas.
Estos desarrolladores son los que hacen que el mundo Bitcoin funcione: sus ordenadores llevan a cabo las transacciones digitales de los usuarios de Bitcoin, y las añaden a su libro de contabilidad criptográfico, conocido como la cadena de bloques, o blockchain. Y la recompensa que reciben por su trabajo es, precisamente, en bitcoins (ver ¿Qué es Bitcoin, y por qué es importante?).
Detrás de esta tensa división no están los propios mineros sino un grupo de inversores y empresarios, muchos de ellos con sede en Asia. Irritados por lo que entienden como una perjudicical falta de avances en el sistema, en particular, para poder aumentar el número de transacciones que Bitcoin puede manejar (sólo siete por segundo, en comparación con las miles que manejan sistemas convencionales, como Visa), los empresarios han cogido el asunto por los cuernos y han lanzado Bitcoin Cash. Este sistema pretende funcionar como el original, pero no se sabe cómo calará en la comunidad minera.
La realidad es que, durante años, la mayor parte de la comunidad Bitcoin estaba de acuerdo en que, con el tiempo, el software necesitaría ajustarse al número creciente de transacciones. Pero decidir qué camino seguir para lograrlo se ha convertido en una lucha que ha llegado a ser clasificada como «guerra civil» (ver Bitcoin está a punto de saturarse y no hay líderes que lo solucionen). Los programadores encargados de actualizar el código se han resistido a las campañas que defendían aumentar el «tamaño del bloque», es decir, el número de transacciones que se pueden procesar cada diez minutos. Uno de los motivos del rechazo es la posibilidad de que este incremento de tamaño excluya a los jugadores más pequeños, que no pueden permitirse el hardware necesario para explotar bloques más grandes. Además, ese escenario les facilitaría la jugada a los peces grandes, que podrían ganar el control de la red.
Los expertos sostienen que el diseño de Bitcoin Cash sí aborda el problema de la capacidad, pero esto no implica que se vaya a popularizar. Bitcoin no se hecho tan popular gracias a su diseño, sino porque tiene la red más extensa y por su antigüedad. En este sentido, su comunidad estable de desarrolladores es crucial. Para conseguir un impulso, Bitcoin Cash (que en este momento vale alrededor de 186 euros, en comparación con los 2.343 euros de Bitcoin) tendrá que atraer a su propia masa crítica de mineros. El profesor de la Universidad de Cornell y experto en criptomoneda, Emin Gün Sirer explicó a Wired que para ello los desarrolladores tendrán que apostar por Bitcoin Cash lo antes posible, como pasó con Bitcoin.
Y si este es el camino que van a tomar las cosas, tal vez la división se convierta en una solución adecuada para el problema de la capacidad de Bitcoin. Y podría hacerlo por dos vías, ya sea sustituyendo a la versión original, o presionando a la comunidad Bitcoin para que solucione sus problemas por sí misma. En cualquier caso, por ahora, esto sigue siendo un gran «y si».
(Más información: The New York Times, Wired, Bitcoin está a punto de saturarse y no hay líderes que lo solucionen, ¿Qué es Bitcoin, y por qué es importante?).