Empresas grandes, medianas, pequeñas, locales, mundiales, de todos los sectores, públicas, privadas, mixtas… Todas, sin excepción, están o van a estar adaptando su empresa al mundo digital.
El actual contexto: la cultura digital, las nuevas necesidades y expectativas de los usuarios (clientes, o no), el oro del siglo XXI (big data), los nuevos modelos de negocio… no deja otra posibilidad.
Una de las principales características del siglo actual es su rapidez, incertidumbre y la necesidad de adaptación a los cambios.
Insisto, todas las empresas navegan por el ecosistema digital: las startup porque ya son digitales y las tradicionales porque no pueden quedarse encalladas en el pasado.
Una razón para la digitalización: no hace mucho leía en QDQ Media que España está dentro del top five de los países con mayor porcentaje de personas que se conectan a diario a Internet. Concretamente un 90%, y generalmente lo hacen desde el Smartphone durante más de dos horas y media al día. Esto limitándome solo al mercado español, pero no hay que olvidar que Internet es un mercado global.
El eje principal de la transformación digital es que hablamos de Personas. Sí, de personas, no de sistemas ni de modelos ni siquiera de productos o de servicios. En el centro dela empresa se encuentran las personas, ya sean trabajadores, clientes, accionistas, proveedores. Por ello, la transformación no afecta solo a las organizaciones como tal, sino también, de forma individual,a las personas que la forman.
Los trabajadores actuales estamos -o deberíamos estar- en continua formación. Ya son muy pocos los que disfrutan de un trabajo fijo, de una zona de confort infranqueable. El futuro se compone de especializaciones y, por lo tanto, de expertos en determinada materia o área, que puede ser duradera en el tiempo o limitada. Ahora podemos atisbar cuál va a ser la profesión más demandada en los próximos meses, pero desconocemos qué nuevo perfil van a necesitar las empresas dentro de un par de años.
En empresas grandes, con departamentos de Recursos Humanos actualizados y competentes, la transformación avanza a pasos agigantados, como podemos comprobar en las multinacionales. Sin embargo, ¿qué pueden hacer las pymes para ejecutar esa transformación?
Hay tres pasos que nos pueden ayudar a trazar la hoja de ruta.
1º – Antes de iniciar nada ni de implicar a nadie, hay que realizar un estudio de las necesidades digitales de la empresa. En este punto es importante conocer qué queremos implantar y qué hace nuestra competencia al respecto.
Después de tener claro hacia dónde nos dirigimos, tenemos que conocer qué conocimientos tienen nuestros empleados al respecto, qué dificultades ven, qué materias, herramientas, área… les gustaría dominar. En este paso es importante transmitir tranquilidad al empleado. No olvidemos que el miedo y la resistencia a los cambios sigue siendo una cualidad innata y normalmente generalista. Inculcar mentalidad digital no es solo cuestión de tiempo, sino de tacto y empatía.
2º – Tracemos nuestra hoja de ruta. Cada empresa es diferente, tiene necesidades diferentes, está formada por personas diferentes a las de otras empresas parecidas del mismo sector; por lo tanto, cada empresa debe diseñar su hoja de ruta en base a los objetivos que espera conseguir en un tiempo establecido real. Es importante que seamos sinceros y reales. De lo contrario seremos los autores de una utopía.
La hoja de ruta nos ayuda también a conocer si vamos consiguiendo los hitos marcados y en el tiempo establecido.
3º – Plan de comunicación interna. Antes de comenzar con el proceso es importante que todos los empleados tengan acceso a la información de en qué consiste el proceso, cómo se va a realizar, qué se espera conseguir, en cuánto tiempo, a quién afecta y de qué forma, por qué se hace… Es importante tener siempre las puertas abiertas para cualquier consulta y que los directivos se conviertan en los abanderados y propulsores de la transformación predicando con el ejemplo.
Si los empleados entienden para qué van a realizar la transformación,y, por supuesto, saben que van a contar con el apoyo necesario, como por ejemplo con la formación para adquirir las competencias que van a utilizar, será más fácil encontrar una actitud abierta, positiva hacia ese cambio.
Tecnología Cloud, Big Data, soluciones de negocio ERP, CRM, Intranet, Social Media… provoca escalofríos si no sabemos de qué hablamos.
Si eres una pyme tradicional, cuanto antes comiences con la transformación digital de tu organización, antes mejorarás tu competitividad. Y recuerda que es un proceso que no finaliza, puesto que a diario aparecen novedades tecnológicas, nuevos perfiles, nuevos dispositivos…