Casi uno de cada cinco teléfonos móviles importados internacionalmente son una falsificación, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
OCDE alerta del impacto que tiene en los consumidores, los fabricantes y las finanzas públicas el aumento del comercio de falsificaciones en el sector global de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
El informe ‘El comercio de bienes falsificados en las TIC’ señala que en 2013 un 6,5% del comercio global en el sector correspondía a productos falsificados, porcentaje que está «muy por encima» del 2,5% que registraron en 2016 los bienes falsificados en el conjunto del comercio global.
En concreto, la OCDE estima que el valor global de los productos falsificados alcanzó en 2013 los 143.000 millones de dólares (131.700 millones de euros), según datos estimados a partir del casi medio millón de incautaciones de aduanas que se registraron en todo el mundo durante el periodo 2011-2013.
La organización remarca que casi dos tercios de los productos TIC falsificados se envía a través de correo postal o exprés, lo que complica «significativamente» los proceso de vigilancia y detección de estos objetos.
En concreto, un 24% de las vídeo consolas que se comercializan a nivel global son falsos, al igual que un 19% de los teléfonos móviles y de los aparatos de sonido. «Las baterías de teléfonos inteligentes, los cargadores, las tarjetas de memoria, las tarjetas de banda magnética, las unidades de estado sólido y los reproductores de música también son cada vez más presa de los falsificadores», agrega.
La OCDE apunta que el alto valor de los smartphones y de los accesorios, junto con la «insaciable» demanda de estos productos, hace que sean un «lucrativo objetivo» para los falsificadores, al mismo tiempo que advierte de que el número y los tipos de productos afectados está creciendo.
En este sentido, agrega que estas falsificaciones conllevan riesgos de seguridad y de salud, cortes de servicios y pérdidas de ingresos para empresas y gobiernos. China es el principal proveedor de productos TIC falsificados y los fabricantes estadounidenses los más afectados en términos de ingresos y erosión del valor de marco, seguidos de los finlandeses y los japoneses.
«En una industria que depende enormemente de los derechos de propiedad intelectual, la falsificaciones lastran la confianza de los consumidores en las marcas establecidas y presentan riegos para su salud, su seguridad y su privacidad», alerta la OCDE.
En concreto, apunta que los teléfonos falsificados pueden contener más sustancias peligrosas, como el plomo y el cadmio, que los auténticos, mientras que los falsos cargadores de teléfonos presentan riesgos de incendio y de descargas eléctricas.