Trabajar como autónomo tiene sus riesgos. En muchas ocasiones, los autónomos están expuestos a impagos de sus proyectos debido a que las condiciones no se detallaron correctamente.
Sin embargo, aunque se hayan detallado correctamente las condiciones del proyecto, a veces es mejor directamente no aceptar aquellos que tienen altas posibilidades de salir mal.
Estos son los 4 tipos de proyectos que debes evitar aceptar si quieres ganar dinero con tu trabajo.
Proyectos en los que el precio los fija el cliente
Cuando se trata de una persona y no de una empresa, procura alejarte de los clientes que te dicen cosas como “tengo esta cantidad y nada más” o “el precio más bajo es el que se elegirá”.
Esto significa que no negociará y que no valora ni tu experiencia técnica ni la calidad que ofreces.
Eres tú quien debe poner el precio, pues sabes bien cuánto cuesta hacer lo que haces.
No aceptes nada que esté por debajo de tus tarifas; ya que estarías perdiendo dinero por tratar de ganarlo. Recuerda que necesitas cubrir los gastos iniciales de tu negocio.
Tampoco regales tu trabajo cobrando menos de lo que vale, pues eso hace que tu área profesional se vuelva menos rentable.
Algo que tú, definitivamente, no quieres.
Proyectos para clientes con mala reputación
Dicen que no hay peor negocio que el que no se hace. Eso sí, hay algo mucho peor: aquel donde gastas tiempo y esfuerzo en un cliente al que tendrás que perseguir para que te pague.
Esto te hará incurrir en más gastos aún y, en el peor de los casos, no recibir el pago nunca.
Di un NO rotundo a clientes que tienen fama de ser informales, atrasar pagos, poner excusas, pagar a medias, etc.
Desconfía también de aquellos que te dicen “avanza mientras consiguen un anticipo” que suele no llegar.
El cliente debería contar con presupuesto para el proyecto. Si no tiene para cubrirlo, dile que no.
Simple.
Por mucho que necesites cerrar una venta, es mejor usar el tiempo buscando nuevos clientes que en tratar de retener a uno que en realidad no vale la pena.
Proyectos inviables
Si lo que te solicitan es algo demasiado inverosímil y tu experiencia te dice que no va a funcionar. Es mejor que hables honestamente y le expliques a tu cliente tu opinión.
Esto evitará que empieces un trabajo que se cancelará con toda probabilidad y que no recibas el pago correspondiente por no completarlo.
Sé honesto siempre, pues así no pierdes tu tiempo ni se lo haces perder al cliente.
De esta manera también estarás cuidando tu reputación como autónomo.
Proyectos mal definidos desde el principio
A veces, los cliente no tienen bien definido cómo será un proyecto.
Es posible que antes de contratarte a ti, necesite un asesor de negocios que le ayude a definir objetivos para que de esa manera pueda fijar metas, tareas y prioridades.
Si sientes que el cliente no tiene claro lo que quiere, hazle la recomendación. De lo contrario, es posible que termines trabajando en decenas de propuestas inservibles, malgastando tiempo y esfuerzos.
Es importante que el cliente tenga claras estas 5 cosas:
- Qué servicios necesita y qué problema resolverá con eso.
- Qué te va a entregar para que comiences a trabajar.
- Cantidad de propuestas que comparará antes de elegir (dos o tres deben bastar).
- Cantidad de sesiones para revisión y cambios (no deberían ser más de dos).
- Fecha de entrega en la que quiere el proyecto terminado.
Discute estos aspectos con tu cliente y no olvides detallarlos en el presupuesto que le presentes para su aprobación escrita.