El coeficiente de volatilidad o beta de un activo financiero muestra el rendimiento de un activo en función del riesgo de mercado. Está determinado por el contexto, por lo que no puede eliminar el riesgo, ya que este es inherente a la actividad operacional y financiera de la empresa. Para calcularlo existen varios métodos, aunque el más habitual es el estadístico a través de un modelo de regresión (con periodos que varían entre semanas, meses, años…)
Para su análisis es necesario tener en cuenta:
- β=1 – si la beta del mercado de estudio es igual a la unidad, en este caso, la rentabilidad del activo financiero se va a comportar igual que el índice de referencia.
- β>1 – aquellos activos cuyas betas sean mayores que la unidad se les denomina activos agresivos y son los que más riesgo sistemático asumen: ascienden más rápido ante una alza del mercado; caen más rápido caen cuando el mercado se desploma; el activo financiero va a mostrar así una mayor variabilidad que el índice de referencia y, por tanto, amplificará los movimientos del mercado, tanto al alza como a la baja.
- Β<1 – los activos cuyas betas son inferiores a la unidad son los que varían menos que el mercado en su conjunto -son de corte defensivo-, por lo que corren un riesgo sistemático menor, al presentar una menor variabilidad que el índice de referencia.
Como la beta es un dato relativo, se puede interpretar en forma de porcentaje. Por ejemplo, una beta de 1,40 significa que el activo financiero es un 40% más variable que el índice. En el caso contrario beta de 0,80, ésta indica que el título en cuestión es un 20% menos volátil que el índice.
Las carteras de activos también tienen su beta (βp), que se obtiene calculando la media ponderada de las betas de sus componentes (βi) con relación a la parte del presupuesto invertido en ellos (Xi). La fórmula para calcularlo es: βp = X1β1 + X2β2 + … + Xnβn
A través del modelo CAPM -Capital Asset Pricing Model (conocido como Modelo de Valoración del Precio de los Activos Financieros)- se puede utilizar la beta como instrumento para calcular del coste de oportunidad del capital de un activo. La idea en la que se basa es que el rendimiento de cualquier activo se descompone en dos partes:
- rendimiento sin riesgo (el rendimiento esperado por retrasar el consumo)
- prima de riesgo
Esta última, según el CAPM, se puede calcular corrigiendo el rendimiento extra esperado por invertir en un mercado determinado (precio del riesgo) por la beta de ese activo. Se recoge en: Ei = rf + [EM – rf] βi en la que:
- Ei es el rendimiento esperado del activo i,
- rf es el rendimiento sin riesgo
- [EM – rf] indica la prima de riesgo del mercado
- βi indica el coeficiente de volatilidad del activo a valorar
Fuente: EmpresaActual