El ritmo de vida acelerado que llevamos suele generar procesos de estrés y ansiedad. La sociedad ultracompetitiva en la que nos vemos inmersos nos exige cada vez más en menos tiempo, y si no lo conseguimos nos frustramos enormemente. Por eso son frecuentes estos episodios, que vienen aderezados con nerviosismo, angustia, bloqueo físico y mental, cansancio y/o tristeza. Son respuestas lógicas de nuestro organismo a los cambios que afrontamos.
Para poder superarlo, debemos evitar disimular o negar que estamos pasando por un proceso de estas características. Hay que aprender a reconocerlo, asumirlo y racionalizarlo. Y, después, dar con las teclas adecuadas para pasar el mal trago y reducir su intensidad. La primera, sin lugar a dudas, es consultar con un especialista en la materia, para saber cuál es la gravedad del proceso y si está afectando a nuestra salud.
No obstante, en los casos más livianos, muchas veces la solución está en nuestra mano. En planificarnos mejor y no autoexigirnos tanto. En dormir las horas que nuestro cuerpo necesita diariamente. En pararnos a pensar, mirar lo que hay a nuestro alrededor, buscar vías de escape sanas y proactivas, como hacer deporte, para disolver la rabia y la frustración que a veces nos atenaza. Y, sobre todo, disfrutar de lo que nos rodea.
Desde goalboxes dan 6 claves para reducir el estrés:
- Técnicas de respiración. Hay diversas técnicas que podemos aprender, aunque su base siempre será parecida: respirar profundamente, inspirar y expirar lentamente varias veces, siendo plenamente consciente del proceso y de los movimientos del cuerpo.
- Párate a pensar o a esperar. En esos momentos en los que uno va de acá para allá haciendo cosas sin terminar de hacer ninguna, el cuerpo suele reaccionar de forma negativa. Lo mejor en estos casos es sentarse a esperar a que se normalice todo y planificar con calma, poniendo por delante lo que sea realmente prioritario, sin miedo a dejar cosas pendientes.
- Distracción. Cuando el agobio se haga patente, hemos de buscar distracciones que despejen nuestra mente y nos hagan pensar en positivo: escuchar la música que nos gusta, sentarnos a ver una serie, salir a hacer ejercicio, etc. También es saludable guardarnos, al menos, media hora diaria para dedicarnos a nosotros mismos.
- Más deporte. Precisamente el ejercicio es una gran vía de escape, no sólo por convertirse en distracción sino por su aporte beneficioso a nuestra salud. Contribuye a que todos los sistemas del cuerpo interactúen entre sí y genera endorfinas, consiguiendo reducir el estrés. Si, además, lo practicamos con amigos, aprovecharemos el momento para socializar y desahogarnos, potenciando sus efectos positivos.
- Descanso. Hay que dormir cada noche las horas que nuestro cuerpo necesita, la falta de sueño afecta directamente a nuestro rendimiento físico y mental, disminuyéndolos de forma drástica. Es decir, contribuye a aumentar nuestros niveles de estrés porque no estamos al 100% de nuestras capacidades.
- Planificación. Sentarnos a organizar nuestra agenda de una forma racional nos ayuda a gestionar mejor el tiempo, a no dispersarnos y, en consecuencia, a cumplir nuestros objetivos sin aumentar nuestro estrés.
“Para superar la ansiedad, reducir el estrés y vivir con tranquilidad, tenemos que enfocarnos a aquello que de verdad nos importa. Tu bienestar no es algo que puedas dejar para mañana”, afirma Aritz Urresti, CEO de goalboxes.