La puesta en marcha de una empresa puede convertirse en una ardua tarea, sobre todo en el caso de enfrentarla sin experiencia empresarial. Sin embargo, a veces se corre con la ventaja de poder aprender de los errores de aquellos que han recorrido el camino antes que uno.
En este artículo te mostramos cinco desaciertos que los creadores de pequeñas empresas quisieran haber evitado en sus comienzos:
No medir correctamente la demanda del producto o servicio que se ofrece
Muchos pequeños negocios fracasan porque el emprendedor sobreestima la demanda. Antes de lanzar tu empresa, averigua qué tan solicitado está tu producto o servicio dentro del mercado: ¿Es un producto o servicio que el público necesita o desea? ¿Tiene potencial de permanencia en el tiempo? ¿Se ajusta a las tendencias actuales? ¿Qué tan cubierta está la demanda por la competencia?
No dudes en utilizar diversas herramientas para este fin: si vendes un servicio, por ejemplo, puedes usar plataformas online como StarOfService para analizar la demanda del mismo en un área en particular y poder además medir la competencia con la que has de enfrentarte en el mercado.
No calcular los costes
Al igual que cualquier otro proyecto de gran envergadura, el lanzamiento exitoso de un negocio requiere de un minucioso análisis contable. Antes de emprender, asegúrate de tener un presupuesto detallado que incluya no sólo los gastos de puesta en marcha sino además suficientes fondos como para mantener la empresa durante el tiempo que le lleve comenzar a generar suficientes ingresos como para ser autosuficiente.
En este aspecto, es mejor sobreestimar los costos que proyectar un escenario excesivamente optimista.
Entrar en el mercado sin tener una clara ventaja competitiva
A menos que emprendas con una idea innovadora y totalmente original, es difícil ingresar en un mercado ya existente sin una ventaja competitiva destacable y bien definida. Para esto, has de considerar diversos factores como el precio, el estilo, la decoración, la velocidad del servicio, la publicidad, la comunicación con tu público, etc., y definir cómo se puede diferenciar tu negocio de la competencia.
No planificar la rentabilidad
Una de los primeros pasos a seguir a la hora de emprender es formular un plan de negocio y diseñar un modelo de la estrategia a seguir: ¿Cuál será el margen bruto sobre las ventas? ¿Y el margen neto? ¿Qué número de ventas son necesarias para cubrir los gastos mínimos semanales o mensuales? ¿Qué es lo que puede suceder en el peor de los casos, y cómo enfrentarlo?
Establecer indicadores de rendimiento (llamados también KPI: Key Performance Indicator) te ayudará a medir el progreso -o involución- de tu empresa.
No delegar
Existen muchas funciones críticas implicadas en la gestión de una empresa exitosa, y una sola persona no puede cubrir todos los aspectos. Es importante identificar cada función crítica y delegar cada tarea a una persona idónea para hacer el trabajo.
Conseguir la gente adecuada para tu equipo y asegurarte de que cada uno este en la posición correcta te facilitará el camino al éxito