José Rolando Álvarez Valbuena | Presidente de SGR-CESGAR

Sociedades de garantía: empresas que apoyan a empresas

Actualizado 06 | 04 | 2016 12:44

Permítame el lector que, además de felicitar a CEPYME por la creación de este portal de pymes, autónomos y emprendedores, dedique estas primeras líneas a definir cuál es el primero y el más importante de los objetivos que se han impuesto las sociedades de garantía (SGR) de España, agrupadas en la Confederación que presido, CESGAR. En síntesis, nuestro primer objetivo se resume en cuatro palabras: contribuir a crear empleo.

De hecho, la función típica de las SGR es colaborar con la empresa en la tarea de captar financiación, que es condición necesaria para la inversión y, por lo tanto, la antesala de la generación de nuevos puestos de trabajo.

Como las SGR no son bancos, sino sociedades financieras formadas por empresarios para respaldar iniciativas empresariales, su propia peculiaridad sitúa el entorno pyme como nuestro ámbito de actuación natural; y especialmente entre las empresas de más reducida dimensión, como son las microempresas (con plantillas de hasta diez empleados).

Sin embargo, aunque el acceso a la financiación por parte de las pymes ha mejorado en los dos últimos años, lo cierto es que siguen teniendo grandes dificultades, sobre todo las «micro».

Según un estudio de CESGAR, referido al segundo semestre de 2015, alrededor de 200.000 pequeñas empresas no lograron la financiación que necesitaban. En el 23% de los casos, su demanda era para proyectos de inversión, mientras que otro 72% requería recursos para capital circulante.

Si hubieran logrado los recursos que solicitaban, esas 200.000 pymes habrían podido mantener o crear más de medio millón de empleos. Es decir, que se podrían haber duplicado, al menos, los puestos de trabajo que generaron las pymes españolas durante todo el ejercicio 2015, que se cifra en unos 355.000 empleos.

Por lo tanto, parece evidente que las SGR podemos ser, cuanto menos, una parte importante de la solución a ese problema acuciante que es el acceso al crédito. Y en consecuencia, podemos contribuir de manera muy directa a la definitiva reactivación de nuestro mercado laboral, que es la primera preocupación de la inmensa mayoría de los españoles. Nuestra operativa, cuya capilaridad nos sitúa al nivel de implantación territorial de las antiguas cajas de ahorro, sirve para cubrir una falla de mercado evidente.

Ahora bien, en la práctica, tan importante es facilitar a una pyme el acceso al crédito como las condiciones en las que se concreta la operación. En más del 90% de los casos en los que fracasa una solicitud de crédito, las causas fundamentalmente son dos. O bien la pyme no reúne las garantías exigidas por la entidad bancaria, o bien no puede afrontar las condiciones que fija la entidad en relación con los costes de la operación (el tipo de interés entre ellos) y los plazos de amortización.

Ambas cuestiones se suavizan extraordinariamente cuando la operación es analizada, aprobada y gestionada por una SGR. En el grueso de las operaciones, el tipo de interés se sitúa al menos dos puntos por debajo y los plazos de amortización se alargan hasta los ocho años. Una inyección de oxígeno para el autónomo, la pyme o el emprendedor que padece como una losa el torrente mensual de facturas que debe afrontar.

La mayor parte de nuestros asociados, según los datos con los que cuenta CESGAR, reconocen y valoran positivamente que de no haber sido a través de una SGR no hubieran logrado la financiación que necesitaban (61,4%), que han obtenido un importe mayor que el podían conseguir en un proceso de negociación directa con el banco (50,2%) y que han recibido en el momento oportunoel asesoramiento financiero adecuado por parte del personal técnico de la SGR (54,9%).

Dicho todo ello, también debo añadir -no sin una cierta dosis de autocrítica- que el sector no ha alcanzado el grado de desarrollo que se corresponde con el perfil y el tamaño de la economía española. Y entre las razones que explican este menor crecimiento, sobre todo en comparación con el volumen de este sector en los países nuestro entorno, se encuentra también una cierta debilidad en la iniciativa de las SGR para alcanzar el tamaño necesario y la visibilidad adecuada. Estamos tratando de dar la vuelta a esta situación y, queremos contar con toda la sociedad, en particular con los empresarios que saben de nuestro esfuerzo diario por allegar financiación en las mejores condiciones a los proyectos viables.

En todo caso, lo cierto es que la veintena de SGR actualmente operativas en todas y cada una de las comunidades autónomas ofrece un perfil muy saneado en la inmensa mayoría de los casos, con un grado de solvencia envidiable y con recursos más que suficientes como para poder duplicar —al menos— su riesgo vivo a corto plazo.

Ese es nuestro compromiso. Y creo que el crecimiento experimentado en 2015, próximo al 10 por ciento, es un indicador claro de que hemos transitado por el buen camino.Si bien, tenemos mucha senda aún que recorrer.

 


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