El crecimiento y diversificación de la economía española, así como la fortaleza de sus instituciones superan ampliamente la evolución de otros países con la misma calificación, aunque los altos niveles de deuda y de desempleo limitan el rating de España, actualmente en ‘BBB+/Estable’, según la agencia Fitch.
En su última valoración sobre España, la agencia destaca que se trata de una economía diversificada y de alto valor añadido, con un PIB per capita casi tres veces superior a la mediana de emisores con nota ‘BBB’, así como con fuertes instituciones en comparación con países de la misma calificación, tal y como evidencian las reformas estructurales aplicadas desde la crisis financiera.
«Los ratings se ven limitados por los muy altos niveles de deuda pública y externa y por una tasa de paro por encima del 20%», apunta la calificadora de riesgos, que actualizó por última vez el rating de España el pasado 29 de julio y ya no volverá a hacerlo hasta enero de 2017.
De este modo, Fitch mantiene su previsión de que el PIB de España crecerá en 2016 a un ritmo del 3%, mientras que el próximo año la expansión de la economía se producirá a un más modesto 2,2%, que bajará al 1,9% en 2018.
Por otro lado, los pronósticos de Fitch auguran que España cumplirá en 2016 el déficit pactado con Bruselas, ya que el desequilibrio negativo será del 4,3%, frente al 4,6% pactado, aunque en 2017 será del -3,5%, frente al -3,1% pactado, y en 2018 bajará al -2,9%.
En cuanto a la deuda pública, los pronósticos de Fitch estiman que alcanzará el 100,5% del PIB este año y subirá al 101,1% el siguiente para regresar al 100,5% en 2018 y situarse en torno al 95% en 2024.
RIESGOS POLÍTICOS EN ESPAÑA
Por otro lado, la agencia considera que la repetición en junio de las elecciones generales no sirvió para despejar el panorama político en el país, por lo que se mantiene en el horizonte la posibilidad de recurrir a unos terceros comicios a finales de año.
De este modo, Fitch señala el potencial impacto negativo para el rating derivado de un prolongado periodo de incertidumbre política, así como de la posibilidad de un Gobierno inestable o de mayores tensiones entre los gobiernos de España y Cataluña.
Por el contrario, la agencia apunta que lograr avances en la reducción del déficit presupuestario o en la mejora del balance externo de España, así como un incremento de la confianza sobre el potencial de crecimiento económico a largo plazo serían factores positivos para la calificación.