A partir de 50 euros puede invertir en el crecimiento de una pequeña y media empresa a cambio de una rentabilidad media del 8,5%

ANÁLISIS: el ‘crowdlending’ o préstamos entre particulares y pymes

Actualizado 06 | 02 | 2016 20:18

Un ganadero que quiere aumentar las cabezas de ganado, un despacho de economistas que renueva los ordenadores, una sastrería que necesita trajes de época… A partir de 50 euros usted puede invertir en el crecimiento de una pequeña y media empresa a cambio de una rentabilidad media del 8,5%. Es lo que se llama crowdlending (P2P) o préstamos de particulares a proyectos empresariales a través de una plataforma online.

Se trata de un mercado en plena ebullición. España apenas representa el 0,35% de los 3.793 millones que hasta noviembre movió esta modalidad de crowdfundingen Europa, según Altfi News, pero crece a ritmos anuales superiores al 300%, o lo que es lo mismo, los ingresos se quintuplican año tras año, señala un estudio de la Universidad de Cambridge.

En otras palabras, un mercado con un enorme potencial de crecimiento para ambas partes: pequeño ahorrador y microempresa y autónomo, especialmente, pero no exento de riesgos.

«Pudimos conseguir algo de financiación de los bancos de confianza, pero en general nos ponían pegas a concedernos un nuevo préstamo por el nivel de endeudamiento». El concesionario del que es socia Francisca Cano consiguió una inyección de 50.000 euros a través de la plataforma de crowdlending MyTripleA.«Aunque el préstamo es más caro que el del banco«, les compensa: «Menores inconvenientes, rapidez, mayor cuantía y además no consume Cirbe» -Central de Información de Riesgos del Banco de España-.

«Sí, es más caro que un banco», coincide David Sánchez, propietario de la constructora toledana Instalaciones Bladisa, «pero el tiempo que me he ahorrado no lo sabe nadie«. Este empresario recurrió a otra fórmula novedosa de préstamo online, el direct lending: empresas que inyectan dinero con su propio capital. A través de Spotcop logró 25.000 euros en 48 horas. «Ya he podido comprar el material que necesitaba para empezar una obra. Si espero al banco, aún no estaría trabajando».

Actualmente, el 80% de los préstamos se gestiona a través de la banca, pero el lento goteo del crédito bancario y las dificultades de algunas empresas por su perfil de lograr financiación tradicional ha abierto vías alternativas por internet. Bajo el acrónimo Fintech, que suma los términos finanzas y tecnología, se aglutinan en la Red plataformas que financian a las pymes, bien a partir delcrowdlending, el equity crowdfunding o el direct lending.

La transparencia es clave

La clave de estas plataformas es la transparencia. No en vano su negocio en ello. Viven de lo que cobran a la pyme en concepto de comisión de gestión del préstamo y un porcentaje en función de la cuantía y el plazo. «Algunas plataformas no son nada baratas y se aprovechan de empresas que no han podido conseguir financiación por la vía tradicional», advierten desde el comparador comparapyme.com. También se quedan con un 1% de la rentabilidad que obtienen el inversor.

Afirman solicitar todo tipo de información a la empresa para confirmar su solvencia. Desde estar al corriente de pagos, facturación, liquidez, historial -suelen exigir como mínimo un año de actividad- e, incluso, trabajan con empresas externas de análisis de riesgo. Las plataformas aseguran tener un nivel de morosidad bajo. «A estas compañías no les interesa la mora, porque si no la gente no invertiría, pero hay que saber invertir. Garantías hay, pero muchas empresas se quedaron en el camino», advierte Ángel González, responsable de la consultoraUniverso Crowdfundig y asesor de la CE en la materia.

Con todo, el riesgo de impago a futuro no desaparece. El perfil de las empresasque suele recurrir a esta vía de financiación corresponde a un tamaño pequeño, de entre 5-20 trabajadores con una facturación mínima de 100.000 euros, que no consigue toda la financiación que necesita del banco. Por otra parte, habitualmente no se pide un aval, como garantías hipotecarías o pignoración de bienes, para cubrir al inversor en caso de quiebra.

«Dependiendo del tipo de operación pedimos aval, seguros de crédito, garantías adicionales… pero normalmente no lo hacemos ya que por las cantidades que se solicitan no tiene sentido», afirma Sergio Antón, consejero delegado de MytripleA.

«Pedimos informes externos, hacemos llamadas de control, contamos con un equipo sólido de medición de riesgos», añade Francisco Sierra, director general en España de Funding Circle.

«No nos preocupa si está en algún listado de morosos, pero sí miramos su solvencia: historial de facturación, la estacionalidad del negocio, liquidez…», apostilla Diego Bestard, director general de Spotcap.

Diversificar para minimizar riesgos

Con estas reglas de juego, la estrategia de los particulares consultados coincide en diversificar, en invertir en varias empresas con cantidades pequeñas(desde 50 euros se puede prestar dinero) para minimizar el riesgo de impago. «Invertir en Bolsa me parece más arriesgado», apunta Vicente Valverde, profesor de la Escuela Oficial de Idiomas. «Hay muchas empresas identificables, con las que contribuyes a la riqueza del país», añade, «si inviertes en 20, una puede ir mal, pero a la larga me parece un menor riesgo».

«Yo puedo decidir dónde se invierte mi dinero. Si lo gestiona un banco, no sé dónde va», apunta Luis Casas, un economista que trabaja en una ONG con experiencia inversora hasta en participaciones preferentes.

En este sentido, la rentabilidad que se puede lograr tiene una horquilla muy amplia. Desde el 3% ofrecido en empresas avaladas por Sociedades de Garantía Recíproca (SGR) y, por tanto, sin riesgo de impago, hasta un 21% para aquellas que que tienen un perfil más arriesgado.

Otro aspecto que debe tener en cuenta el pequeño ahorrador es comprobar si la plataforma está supervisada por el Banco de España y/o la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Aunque de nuevo, esto no excluye que pueda producirse algún fraude. Ejemplos en otros sectores, en grandes empresas y en otros productos financieros, los hay. Basta con recordar las citadas participaciones preferentes o Pescanova.

¿Cómo funciona?

Todos los trámites se hacen por internet. La empresa se registra en la plataforma y aporta la documentación exigida. En 48 horas obtiene la respuesta y se publica en la web el préstamo solicitado durante 20 días. Pueden aspirar a una financiación mínima de 5.000 euros hasta un máximo de 250.000 euros.

Una vez cubierta la cuantía, se ejecutan las órdenes de crédito de los inversores. Mensualmente éstos van percibiendo el interés hasta que venza el préstamo.

Si no se llegase a cubrir, se negocia con la pyme si es suficiente la cuantía, de lo contrario, el inversor recupera su dinero.

Este es el escenario futuro de la financiación empresarial que viene de la mano de la crisis, y está para quedarse. «La digitalización de la banca es un proceso imparable que avanza un ritmo vertiginoso. Las empresas start ups Fintech explotan masivamente la tecnología digital y desarrollan nuevos modelos de negocio, bien colaborando y aliándose con los bancos tradicionales, bien compitiendo directamente con ellos», apuntan un informe del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB). De hecho, el Santander o el BBVA tienen sus propios proyectos en el entorno fintech.


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